Hay quienes dicen que celebrar una comunión es celebrar una mini boda. Puede que lleven razón. Al menos, en lo que a invitaciones y recuerdos se refiere.
Si les has comprado un traje o un vestido especial, les has encargado la sesión de fotos de estudio para que los abuelos babeen al mirarlos y luzcan su retrato en el mueble del salón hasta que puedan colocar el de los bisnietos; has encargado un banquete que ríete tú del que se marcó Pantagruel; has buscado la iglesia más bonita de tu barrio… y todo para que el día de la comunión de tu vástago sea especial, como se merece, ¿por qué no hacérselo saber a tu familia y amigos con una original invitación?
Y luego está el tema de los recordatorios. Que a nadie se le olvide la fecha tan señalada. Pero, claro, no te apetecen esas estampas del cáliz y las uvas, los ángeles o la foto vestido de marinerito. Y aquí es donde entramos nosotros. ¿Qué te parecen estos?